lunes, 29 de junio de 2015

El rol del Estado en la construcción de ciudadanía responsable

Los ciudadanos como parte del Estado, son el reflejo de la sociedad en que nacen y crecen y que en su momento ayudan a cambiar o a mantener.

Los líderes que pueden cambiar una sociedad, por que tienen liderazgo, la fuerza moral y mental, así como la energía y coherencia para hacerlo, a menudo ignoran el rol del Estado y sus instituciones en la construcción de los cambios que impulsan y propugnan.

El ciudadano observa los cambios en su entorno en los hechos reales y no solamente en las instancias teóricas o institucionales, que siendo necesarias, deben reflejarse en un cambio de conducta institucional para que los ciudadanos sientan que, en realidad, estamos trabajando un cambio de mentalidad y un cambio de era. Lo contrario es dar simplemente la impresión de que los cambios son de dueños del poder y que las mismas prácticas viciosas se mantienen e incrementan, dando incluso lugar al aparecimiento de nuevas prácticas viciosas que, finalmente, terminan con los procesos y permiten que el péndulo ideológico regrese al status quo previo, con mucha más anticipación de lo debido.

La irreversibilidad de los cambios de la Revolución Ciudadana, debe sustentarse en el cambio de conducta real y en el cambio de prácticas criticadas y que en su momento sirvieron de sustento para obtener el apoyo popular que legititma las acciones de los líderes de la Revolución.

Algunas acciones que deben verse en las instituciones del Estado:

  1. Que respondan con seriedad al cambio institucional. La mejora visible en la atención al ciudadano debe verse en la práctica disminuyendo o eliminando las esperas por ejemplo y no solamente en una mejor sala de espera que al final no significa cambio sino otra forma para al final seguir esperando.
  2. Si el SRI, por ejemplo, cobra impuestos con agilidad y contundencia, debe simplificar y automatizar las devoluciones de impuestos. Pero estos procesos no se ven en la práctica. Solamente se siente la mayor presión del Estado hacia los ciudadanos y no se observa que exista la acción inversa, es decir un Estado más eficiente. Las colas interminables, los trámites imposibles y las injusticias para con el ciudadano común siguen siendo iguales que antes. Y ahora se sienten más pues uno se mentaliza para cumplir con el Estado, pero ve que éste no hace nada o casi nada, para cumplirle a uno. Sino, intente cobrar sus planillas en el sector público sin dar coimas o usar palancas, intente un turno a tiempo en el IESS o dispensarios médicos, un cupo en el sector educativo o un simple pago de un electrodoméstico quemado por un apagón o la reposición de sus bienes por una catastrofe o por un accidente ocasionado por una obra en construcción o una falla municipal, y sentirá que el Estado no ha evolucionado. Solo se ha vuelto más exigente.
  3. Las normas deben mantener su utilidad y ser lo suficientemente coherentes para que se apliquen de modo permanente. Por ejemplo, se gastan miles (o millones?) en el sistema de tránsito con radares para el exceso de velocidad y tenemos una ley que castiga con prisión dicho exceso, pero seguimos a merced del chantaje y la extorsión de los agentes y más temprano que tarde la norma se vuelve inútil, pues ya ni siquiera se ven los radares en las carreteras. Entonces el ciudadano percibe, piensa o se hace a la idea de que para bypasear una norma es cuestión de esperar un poco. Ya en la mayoría de las ciudades no se ingresa a 40KM/h. Era solamente cuestión de esperar. Por eso la norma debe ser práctica para que sea aplicable y una vez que sea práctica debe ser permanente para que cambie o ayude a cambiar los hábitos de los ciudadanos. Así hay decenas de casos y ejemplos. Si pagamos más por el IESS queremos atención. No queremos disputas políticas entre la administración entrante y la saliente, que finalmente sigan con su ánimo de reforzar la seguridad social simplemente dándole más ingresos. La seguridad social se refuerza haciéndola útil, necesaria y usable.
  4. Pedir un medidor de luz, sacar una licencia, una cédula o una placa, termina en muchos casos en el conocido "no hay especies" que termina en un tramitador que siempre tiene especies. Así es como el ciudadano mira que todo sigue siendo igual y que no estaría mal volver a tener algunas "libertades" (consumir cerveza los domingos por ejemplo) con otro sistema de gobierno pues aunque en lo social hay mejoras, acceder a las mismas sigue siendo cuestión de palancas.
  5. La justicia sigue siendo injusta. Aún es necesario estar del lado correcto para obtener justicia pues lo que no han cambiado son los jueces ni su mentalidad, ni el control a los mismos que ya ha dejado de ser tal. 
  6. Las alianzas políticas deben ser coherentes. Esto merece un análisis aparte que hago a continuación.
Los candidatos en estas próximas elecciones son una muestra de que en lo político estamos reculando. Todos sabemos quienes son corruptos en extremo en nuestras localidades y esos precisamente ahora, como antes con los políticos de turno, son quienes tienen más opción de ganar sus puestos. Las acciones de control están muy debilitadas y si bien antes existían los denunciólogos, ahora existen los alcahuetes. Eso es lo que yo como ciudadano percibo y como yo pensarán muchos más estimo. Sino pregunten al pueblo llano que piensa de la gran mayoría de candidatos a prefectos y alcaldes que repiten y que siempre, SIEMPRE, han sido los mismos. VOCACION DE SERVICIO? pamplinas! es simple acomodo que el poder del Presidente Correa ahora aupa con un descuido político que no se merece el País y que deja ver que aun hay mucho que trabajar para que la Revolución Ciudadana se asiente y se vuelva de verdad ciudadana. Primos, hermanos, tíos, maridos, mujeres, mozas y mozos de aquellos que estan en el poder, son ahora candidatos. Quieren muestras? Solo pregunten en cualquier ciudad, incluidas Quito y Guayaquil.

Es que el fin justifica los medios? O sea captar el poder para radicalizar la revolución amerita seguir con la corrupción local y regional? NO. Eso debe ser erradicado y es la principal tarea de los verdaderos actores de la Revolución que somos los ciudadanos.

Las listas de concejales muestran que todo está amarrado por los "líderes" locales.

Y lo peor de todo es que los propios líderes de la Revolución han perdido esta noción de urgencia en el cambio y permitieron el acomodo de aquellos que deben salir, para que el cambio sea permanente en la Revolución y para que la ciudadanía se apropie de este sueño que muchos no pensamos siquiera ver y que ahora muchos vivimos y al parecer añoraremos vivir.

Los gobernadores que son los ojos y oidos de la Revolución, están, en muchos casos, comprados por las influencias políticas que ahora se imponen. Los líderes locales del partido verde flex igual están comprometidos y como por arte de magia, aquellos que antes fueron, ahora son y mañana seguirán siendo cuando los banqueros y la partidocracia regresen pues el camino para ello se está allanando.

A los ciudadanos nos corresponde un reto enorme: Trabajar para que el control social sea real, vinculante y ciudadano. Si antes se intentaron llevar el País en peso y los paramos, ahora no vamos a dejar que se lo lleven aupados en los escarmientos que se dan, con toda justicia, a los denunciólogos.

Que el remedio no sea peor que la enfermedad.

Yo hubiera preferrido líderes nuevos (no jóvenes necesariamente) que, estoy seguro con el esfuerzo del Presidente Correa y de los líderes verdaderos de la Revolución Ciudadana, hubieran ganado a aquellos acomodados del poder que siempre estan, por que siempre han estado.

No creo que en muchas provincias y cantones, debieron haberse realizado ciertas alianzas que dejan mucho que desear o incorporaciones políticas que no son nada recomendables. Al final se impondrá aquello de DIME CON QUIEN ANDAS Y TE DIRE QUIEN ERES.  Los candidatos dicen que andan con Correa y por eso muchos van a ganar (o acaso hemos visto una sola propaganda de algún candidato de AP que no tenga al lado al Presidente?) Luego de la victoria, el pueblo, al ver que todo sigue igual en corrupción y malos manejos locales, pero ahora endosados por la Revolución Ciudadana, asumirá que es simplemente el último día de la larga noche y primero de lo mismo.

Que la comodidad no cope la Revolución.

Que ganar no sea tan necesario que perder no sea una opción.

Nunca es tarde para que el control ciudadano se recupere aupado en la fuerza moral del líder indiscutible, quien ahora tienen la responsabilidad de que sus candidatos sean como es él. Tarea complicada sino imposible en muchos casos.


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