martes, 2 de octubre de 2018

Los coadyuvantes

*Los coadyuvantes*

Al mejor estilo de los más famosos ilusionistas, con fanfarria y todo, nos desaparecieron miles de millones de dólares mientras asombrados aplaudíamos al compás de la más eficiente propaganda fascista y la verborrea del líder, para luego, ante el menor riesgo, en un acto de mágico escapismo desaparecer alcahueteados por el poder y sus cómplices en el mismo.

Muchos de ellos ahora aparecen travestidos en nuevas funciones ejerciendo calladitos los hermosos cargos públicos por los que se mantienen en una Revolución que se cae a pedazos porque todo fue una pinturita, desde los megaproyectos del mayor robo de la historia republicana, hasta la gran estafa académica y social que nos vendieron, pues aunque esta revolución sólo fue una pendejada, los suelditos y las prebendas que ellos disfrutan no lo son.

Así, los coadyuvantes siguen cuidando la revolución de los pendejos que debemos desmontar para que no quede huella ni rastro visible del infame aparato que armaron y protegieron con tanto celo, exhibiendo la única cualidad que les exigían: mantenerse cabizbajos y ovejunos.

Corrupción: La Viga o la Paja

Corrupción: La Viga o la paja

Con asombro vemos a diario, la relatividad con la que se pretende medir, para minimizar, cualquier acto de corrupción, de abuso de poder o ilegalidad, de los que día a día aparecen, y que representan apenas una muestra pequeña de la real magnitud de la corrupción que está institucionalizada y respaldada por operadores de justicia que obedecen a quienes deberían precisamente perseguir. 

Intentan vendernos que si investigamos, denunciamos o aún si comentamos un acto de corrupción, debemos fijarnos no sólo en éste sino en TODOS los demás, pues unos y otros, éstos y aquellos, han cometido atrocidades entre las cuales una siempre aparece relativamente mayor o menor que la otra. 

Así, nos dicen que cómo nos vamos a fijar en la paja en el ojo ajeno, actualmente revolucionario ciudadano, si antes debíamos fijarnos en la viga de la denominada por ellos partidocracia precedente. Y así, horondos cuando menos, desafiantes e inquisidores cuando más, nos envían a investigar,  a recordar y hasta nos prohíben olvidar que “siempre ha sido así” y que “antes era peor”. 

Lo cierto es que la corrupción es un cancer sea paja o sea viga, sea en el ojo nuestro o sea en el ojo ajeno.

La propuesta ciudadana debe orientarse a no naturalizar la corrupción, dándola por un hecho sin control o consecuencia de nuestra cultura e idiosincrasia. Y tampoco caracterizarla como una normalidad del acto público y de la política, ante el cual solamente nos queda la esperanza de que aunque robe haga obras. 

La ciudadanía debe trazarse como único objetivo la transparencia total en la función pública y privada. Sin tonos de gris que suavicen los actos de corrupción cuando se cometen por aquellos que consideramos tienen la paja en su ojo, para justificarse por los actos de corrupción  de aquellos que tienen la viga en el suyo.

No se trata de actos más, o menos corruptos. Se trata de actos corruptos o transparentes. De uso legítimo de la autoridad del poder o de abuso del mismo. 

Si lo entendemos así, estaremos en la vía correcta hacia una nueva sociedad, donde toda paja en el ojo propio o ajeno, sea reprobada y sancionada sin esperar la sanción previa a quien dicen que tienen la viga, pues ese pensamiento y forma de enfocar la situación, constituye la forma más clara de impunidad y complicidad que nos hemos inventado. 

CVQ