miércoles, 31 de agosto de 2011

Los concursos de oposición y méritos

Los concursos de oposición y méritos

Mi experiencia en procesos de Participación Ciudadana empieza desde mucho antes de ser parte del experimento, casi fallido al momento, de institucionalizar la Participación a través de un Consejo que tiene una árdua misión, que todos esperamos culmine con éxito, respecto de promover la participación real, con independencia real y con control y resultados reales en especial en la dificil tarea de los concursos a su cargo.

Mi aporte a los concursos de oposición y méritos:

  • Los reglamentos no deben elaborarse por quien ejecute los procesos y deben someterse a Veeduría Ciudadana para desnudar sus falencias y los privilegios que crean sobre concursantes en general o en particular. En ingeniería por ejemplo uno diseña, otro construye otro fiscaliza. Eso funciona bien.
  • La Veeduría debe ser estrictamente instrumentada para que sea respetada. Hasta el momento los veedores se han transformado en opositores al concurso o en espectadores complacientes de los mismos. Todo depende de donde provengan.
  • Los instructivos deben ser simples, habilitadores de la participación y no desmotivadores o inhibidores de la misma. Esto exige técnica para elaborarlos y precisión en lo que persiguen. Legislar es un arte y aquí se nota mucho más esto.
  • Las formalidades siempre deben ser pertinentes y subsanables en el momento oportuno.
  • La decisión sobre la impugnación ciudadana no puede estar en manos de quien ejecute el proceso o sea parte del mismo. Lo contrario solo deja en las mismas manos todas las decisiones y no se garantiza imparcialidad ni transparencia.
  • Debe promoverse intensivamente la participación en los procesos de veeduría e impugnación ciudadana para evitar que se desmerezca la misma por falta de formalidades o por desmotivación de los ciudadanos pues se sabe que no prosperan o "es mucho lio" impugnar. Debe ser parte del proceso de todo concurso, una permanente capacitación para que los ciudadanos sepan cómo presentar una impugnación y sustentarla. Este es quizás el más importante punto a considerar si queremos que la ciudadania informada participe y lo haga motivada por procedimientos ágiles, motivadores y con resultados. No importa cuanto tome o cueste. La participación ciudadana real no tiene precio.
  • Los requisitos y méritos, así como los exámenes deben tener una valoración justa y dimensionada y establecerse sin lugar a discrecionalidades, su verificación y calificación. Debe eliminarse el exceso de requisitos o de exigencia de méritos que privilegien la participación de quienes siempre hemos tenido oportunidad de participar en desmedro de otros ciudadanos.Sostengo aquí que los méritos reales son más importantes que un exámen de oposición donde un resultado mediocre o no excelente depende de muchos otros factores, como en todo exámen, y no necesariamente por ser un profesional mediocre o un futuro funcionario mediocre. Los jueces toman decisiones viendo las normas, leyéndolas y releyéndolas, por qué exigir que en un concurso se digan cosas de memoria?
  • En concursos donde más que los méritos cuenta la historia de vida, por ejemplo en el caso de designación de jueces, el organismo que los lleve adelante debe DE OFICIO poder indagar la vida de aquellos a quienes nombrará y realizar su propio proceso de depuración interna DEBIDAMENTE AUTORIZADOS POR LOS MISMOS CONCURSANTES AL MOMENTO DE INSCRIBIRSE. Hoy, solo si alguien es impugnado se activa este recurso, pese a que muchas veces por miedo, por amenazas o por desconocimiento el ciudadano no impugna. El tema de los jueces NO ES TRANZABLE. El CJT debe esculcar la vida de los posibles magistrados o funcionarios DE OFICIO e investido de su total competencia, descartar a quienes no puedan demostrar su estilo de vida o en ella se determinen corrupción o neglicencia.
  • La etapa post concursos no debe descuidarse. Es decir se debe obligar a los funcionarios designados a certificar sus competencias y a prepararse en forma debida para el cargo a ejercer antes siquiera de iniciar en el ejercicio del mismo. Esta es la parte olvidada de los concursos. Se designa al o a las ganadores  y no se está evaluando su capacidad de gestión ni asegurando la calidad de su ejercicio. Esta es una medida del éxito de los procesos de participación y permitirá ajustar procedimientos para mejorar los indicadores de éxito. La ciudadanía verá con buenos ojos cuando se demuestre que quien fue designado-a realmente hizo un gran papel y cumplió pues se habrá demostrado que se hizo el mejor concurso.
Los organismos o las funciones no pueden ser independientes. Uno se independiza cuando ha estado sometido, no antes. Son INTERDEPENDIENTES pero deben ser autónomos y funcionar modularmente. Lo modular significa que un ente funciona autonomamente pero tambien en conjunto con otros y alli potenciadamente pues el todo es más que la suma de las partes. La única autonomía es la que se asegura con autonomía económica. Si las funciones e instituciones autónomas tuvieran ordenadamente su propio ministerio de finanzas o economía hace rato seriamos un País desarrollado.

El único origen de la corrupción son la discrecionalidad y la impunidad. Esto en los concursos también se aplica. Si hay discrecionalidad se podrá considerar o no un mérito, puntuar o no una pregunta. Si hay impunidad no habrá impugnación que prospere ni veeduría que funcione. En ambos casos el resultado es el fracaso participativo y de resultados en los designados y la desilusión por la Participación que algunos empezamos ya a sentir.

Los procesos deben continuar, los procedimientos deben perfeccionarse para que la Participación Ciudadana sea el motor que todos esperamos empiece a funcionar y así lograr un País en el que tengamos fé y den ganas de vivir.

Esta es igualmente nuestra responsabilidad. Empecemos a asumirla seriamente.

Carlos Vera Quintana
Consultor TICs
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