Existen varios aspectos que enmarcan estas elecciones en Argentina:
- La estrecha relación de su actual gobierno con varios gobiernos latinoamericanos de tendencia igual o similar a los cuales este resultado, afectará.
- Electo por fuera de peronistas y radicales, Macri deberá gobernar con ellos en un País bicameral con mayoría de oposición no acostumbrada, de acuerdo a la evidencia histórica, a cogobernar.
- En un País distrital, los afines a Macri gobiernan en los principales distritos pero no en la mayoría de ellos.
- Un margen que no llega a 3 puntos en la votación, deja en evidencia un importante efecto que ya advirtió Keneddy en su tiempo: Se gana con la mitad, pero no se puede gobernar con la otra mitad en contra.
- Un importante nivel de ausentismo que refleja muchas lecturas para concentrarse en ellas.
- El escenario del SUR exhibe una confrontación directa, y reafirmada por el Presidente electo en su primera rueda de prensa, con el régimen de Maduro y la anunciada aplicación de la cláusula democrática. Un nuevo escollo para el régimen venezolano, que en pocos días más tendrá elecciones y donde este tipo de medidas, sin duda influirán en el electorado, aun cuando por ahora solo sea un anuncio pues CFK sigue en el poder.
- La Presidenta CFK ha convocado al Presidente electo inmediatamente a la casa presidencial, en lo que se espera sea el anuncio de una transición ordenada y transparente. De esa reunión, de las declaraciones que surjan a partir de la misma, y los resultados del trabajo de los equipos que de seguro se integrarán entre el Presidente electo y la Presidenta saliente, se podrá deducir cómo será el ambiente de la transición argentina.
En las Relaciones Internacionales, los países y las regiones no son entes aislados. Se crean olas de sinergias y olas de divergencias que también son pendulares y que en el caso nuestro, no nos han permitido desarrollar proyectos latinoamericanos de integración, sino en el marco y en los límites fijados por la geopolítica y los intereses mundiales de los hegemones. Otras regiones y países tienen claro su destino y han decidido su modo de convivencia interna y de repartición mundial del bienestar, lo cual inevitablemente lleva a enfrentamientos que son visibles ahora en confrontaciones que pasan de la guerra fría a las guerras civiles impulsadas por poderes externos, los bloqueos y las tomas de posiciones de fuerza y presión, y con unas NNUU donde el poder de veto sigue perteneciendo a quienes nos gobiernan a nivel mundial, sin que se vislumbren cambios ni a mediano ni a largo plazo.
La madurez política y el pensar crítico ciudadano, no arriban al continente. Las estrategias electorales de quienes pierden y ganan las elecciones en Argentina así lo confirman. Seguimos en un populismo alternativo de izquierda o de derecha, matizados por estrategias de miedo, de impacto mediático, revanchismos y odios alternados. Empresas privadas estratégicas de un solo dueño en el neo liberalismo despiadado, pasan a ser empresas públicas de muchos, y por tanto de ningún, dueño y de contados amos que se reciclan y quieren perdurarse en el poder, lo cual a veces les funciona y otras veces no, en el socialismo remozado de las mismas viejas ideas y estrategias.
Argentina ha tomado una opción y lo curioso es que esa es: No pronunciarse mayoritariamente a favor de una u otra tendencia, lo cual al momento de gobernar hará que sean necesarias alianzas y que se repitan los vicios de hacerlo en estas condiciones.
Al parecer, haberle dado amplios poderes y tiempo a una tendencia política no resultó en el cambio que todos esperaban, y que muchos se alegran de que no se haya logrado, para tener opción de encaramarse nuevamente en el triunfo electoral que apela a las fallas de otros más que a los méritos propios. Así las cosas, el tablero electoral latinoamericano se agita bajo la influencia de las nuevas posibles sinergias que el triunfo de Macri, generará.